viernes, 15 de enero de 2010

LIBRO. CONSTRUCTORAS DE LA ESPERANZA

“No hay espacio para la tristeza, todos se divierten, cantan, bailan, aplauden, ríen, festejan, otro mundo está naciendo, el mundo de la solidaridad, de los ni¬ños y niñas de hoy; de los hombres y mujeres libres del mañana”.

Constructoras de la Esperanza: Es un libro escrito desde las vivencias, desde las reacciones íntimas, desde los sentimientos, de los compañeros del Movimiento Por la Salud de los Pueblos, Arturo Quizhpe y Patricio Matute en su visita a las Filipinas.

El Libro Constructoras de la Esperanza en los próximos días estará en nuestro sitio: www.phmovement.org .

Nidia Solíz en la presentación menciona:

Filipinas: un escenario de lucha por la Vida. Tal vez la mejor manera de descubrir la realidad de nues¬tros pueblos es a través de los ojos de las mujeres, de sus sentires y saberes, de sus gestas milenarias enfrentando toda suerte de inequidades, siempre invisibilizadas por el sesgo dominante y patriarcal de la historia oficial. Los testimonios profunda¬mente humanos de luchadoras filipinas, denotan sus grandes sentimientos de amor por la justicia y la vida, a la vez que la fortaleza y claridad de con¬ciencia; no es el simple voluntariado o la acción caritativa, es la convicción política, la militancia, la consecuencia entre pensamiento y acción.
Recoger las enseñanzas de las mujeres Filipinas, además de ir escribiendo la otra historia, aquella real, significa la posibilidad de alimentar nuestro aprendizaje y enriquecer nuestras propias luchas por la salud y la vida. No pocas veces nos sentimos agobiadas/os por lo duro del camino, por un cierto grado de impotencia frente al dominio del capi¬talismo, por el acecho persistente de la muerte y la injusticia… entonces recibir estas historias de vida, nos reaniman y alientan, nos sabemos hermanadas/os en todo el planeta por miles y millones de mu¬jeres, hombres, niños/as y adolescentes, luchadores por la misma causa; tenemos la certeza de que avanzamos en la construcción de la esperanza… al decir de las Gabrielas:
“…un día seremos libres… trabajamos para concien¬ciar, para que nuestro pueblo sea capaz de distinguir la caridad, de la dignidad; las migajas, de la libertad. Pero no basta con la conciencia y la comprensión, es necesaria la organización, luego la movilización y la lucha por la transformación genuina de la realidad.”Cuánta profundidad y riqueza nos transmiten con su trabajo en el que ligan el cuidado de la salud con su dimensión integral, holística, que significa entenderla enraizada en la dignidad, la libertad y la justicia. Constituyen lecciones vivas de cómo hacer Salud, venciendo obstáculos que muchas veces constituyen meros pretextos para la inac¬ción, rompiendo con esquemas de acomodo y falso compromiso… una calle convertida en aula, un puesto de salud al aire libre, una tricimoto como transporte, una choza como lugar de reunión, una comida sobre hojas de plátano… la charla magis¬tral con toda la tecnología, no iguala a la magnitud de lo aprendido.

El trabajo multilateral con las mujeres, con niñas y niños, con trabajadores agrícolas, en las comu¬nas y universidad, nos habla de la solidez de sus organizaciones y de sus integrantes, de su claridad para entender que la lucha por sus reivindicaciones y derechos más inmediatos está enlazada con la derrota de un sistema depredador e inmoral, que globaliza la injusticia y muerte.

Gracias a Arturo y Patricio, al Movimiento para la Salud de los Pueblos, por esta entrega que nos da nuevas armas para vencer la desesperanza y caminar con alegría el tramo que nos falta para conquistar la libertad.

Nidia Solíz Carrión

jueves, 14 de enero de 2010

Todos somos haitianos

Pablo Cingolani


¡Ay que dolor por ti, Haití! Espero que nuestras manos no sirvan sólo para abrazarte, sino para alzarte de nuevo; expresen no sólo el amparo que necesitas, sino el compromiso para que vuelvas a ser lo que siempre has sido, lo que fuiste Haití, cuna y faro de la libertad.
Allí va Toussaint-Louvertur e libertando las montañas y los campos, sublevando los pueblos y los árboles, haciendo de la unión la fuerza. Allí van sus generales y el ejército en su tiempo más grande del planeta proclamando la primera independencia de la América Negra, India, Morena, Pobre, Popular. La América Profunda, como señaló el Maestro Kusch. ¡Allí empezó el sueño de una América Nuestra, de una Patria Grande y para todos! ¡Eso es Haití! ¡Eso será siempre Haití! ¡Ay que dolor por ti, ay que dolor por mis hermanos!


Las estadísticas de mierda siempre dicen que ahora eres el país más pobre, la más sangrada de las patrias, la más mortificada. Pocos recuerdan que tú fuiste, Haití, la inspiración de América, ejemplo del mundo, sangre de la sangre libre que corre en nuestras venas. Pocos se conmueven con tu historia de dignidad, pocos se acuerdan del patriota Toussaint que se murió de frío y pena en una cárcel de los Alpes porque tuvo la osadía de vencer a las tropas del propio Napoleón en su apogeo.


Todos querían tu azúcar, tu café y tu tabaco, más no tu libertad. Tu índigo, tu algodón, tu cacao, más no tu libertad. Tu solito te la forjaste, Haití. Tú, en tu negra soledad, Haití, te liberaste. Tú, en tu terrible lucha, señalaste el camino y nos guiaste.

¡Si algo deberíamos apreciar y sin dudarlo es tu ejemplo, Haití! ¡Si algo debería conmovernos es esa lucha inolvidable por la libertad! ¡Si ahora hay un dolor que sobrepasa todos nuestros propios dolores es el tuyo! ¡Es el dolor de Haití! ¡Es el dolor por ti!

¿Cómo abrazarte de nuevo? ¿Cómo alzarte una vez más? Toda la sangre derramada siempre debería encendernos. Toda la libertad añejada en tus montes debería guiarnos otra vez. Toda esa dignidad de tu pueblo, que se liberó a sí mismo como debe ser, debería regenerar y volverse cauce.


¡Ay que dolor por ti, Haití!
Tu dolor es el nuestro, porque es el dolor de esa América Profunda que es la nuestra.
Tu dolor es el nuestro, porque aunque no nos tiemble la tierra, lo sentimos igual.
El dolor de Haití es el dolor de la América Profunda.
El dolor de la América Profunda es el dolor de Haití.
Porque el dolor de la América Profunda sigue siendo dolor negro, dolor indio, dolor moreno, dolor pobre, dolor popular.

Dolor porque mataron a los indígenas en Baguá y no hay justicia, dolor porque mataron a los campesinos en Porvenir y tampoco la hay, dolor porque engañan a los Mosetenes y quién sabe qué tipo de justicia habrá, dolor porque los Qom se mueren de hambre, dolor porque encarcelan a los mapuches, dolor porque les roban las tierras como a todos los pueblos indígenas, dolor porque inundan la Amazonia, dolor porque la quieren seguir inundando, y a los campesinos que viven de ella: dolor, dolor, dolor, porque no hay nada, por la Pachamama, mi dios, que los detenga.



Dolor porque hay dolor.
Dolor negro, dolor indio, dolor moreno, dolor pobre, dolor popular.
Como el dolor de Haití que es el dolor de la América Profunda.
El dolor de la América Profunda que es el dolor de nuestro Haití.
Pero siempre hay esperanza.
Siempre habrá un Toussaint que dará un paso al frente.
Siempre habrá un pueblo que decida, por si mismo, volver a librar la batalla.


Por su verdadera independencia, contra todas las ataduras. Porque nos merecemos algo más nuestro que sólo el dolor. El dolor por los nuestros es nuestro, pero la identidad también.
Por ello la lucha de Haití es la lucha de la América Profunda.
La lucha de la América Profunda es la lucha de Haití.
La lucha de la América Profunda y la lucha de Haití debería ser, a la vez, la lucha de todos nosotros..

Porque la verdad: no nacimos para sufrir tanto dolor y tanta pena.
Hoy somos todos haitianos. Hoy deberíamos ser todos Toussaint.
Para que nos liberemos de sismos, de REPSOL, de Geokinetics, de poderes, de los gringos, del capitalismo, de los discursos, de las imposturas, de toda esa mierda, de una vez y para siempre.
Hoy, aunque sea por esos cinco minutos de magia que reclamaba Rodolfo Walsh, todos deberíamos sentir que todos somos haitianos, todos somos víctimas pero todos también tenemos derecho a ser libres, con identidad y con justicia.
Todos por Haití.
Todos por Nuestra América Profunda.

Mundo: Cuatro frases que hacen crecer la nariz de Pinocho


Por: Eduardo Galeano


1. Somos todos culpables de la ruina del planeta

La salud del mundo está hecha un asco. ‘Somos todos responsables’, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es. Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al ’sacrificio de todos’ en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple. Estas cataratas de palabras -inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero del ozono- no se desencadenan gratuitamente.


El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le sacan el jugo.
Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.


La señora Harlem Bruntland, quien encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que si los 7 mil millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, “harían falta 10 planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades”. Una experiencia imposible. Pero los gobernantes de los países del Sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.


2. Es verde lo que se pinta de verde

Ahora, los gigantes de la industria química hacen su publicidad en color verde, y el Banco Mundial lava su imagen repitiendo la palabra ecología en cada página de sus informes y tiñendo de verde sus préstamos. “En las condiciones de nuestros préstamos hay normas ambientales estrictas”, aclara el presidente de la suprema banquería del mundo.

Somos todos ecologistas, hasta que alguna medida concreta limita la libertad de contaminación. Cuando se aprobó en el Parlamento del Uruguay una tímida ley de defensa del medio ambiente, las empresas que echan veneno al aire y pudren las aguas se sacaron súbitamente la recién comprada careta verde y gritaron su verdad en términos que podrían ser resumidos así: “los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza, dedicados a sabotear el desarrollo económico y a espantar la inversión extranjera”.

El Banco Mundial, en cambio, es el principal promotor de la riqueza, el desarrollo y la inversión extranjera.
Quizás por reunir tantas virtudes, el Banco manejará, junto a la ONU, el recién creado Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Este impuesto a la mala conciencia dispondrá de poco dinero, 100 veces menos de lo que habían pedido los ecologistas, para financiar proyectos que no destruyan la naturaleza.
Intención irreprochable, conclusión inevitable: si esos proyectos requieren un fondo especial, el Banco Mundial está admitiendo, de hecho, que todos sus demás proyectos hacen un flaco favor al medio ambiente. El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington.
Quien paga, manda, y la numerosa tecnocracia jamás escupe el plato donde come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna a nuestros países cautivos que por servicio de deuda pagan a sus acreedores externos 250 mil dólares por minuto, y les impone su política económica en función del dinero que concede o promete.


La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques.


3. Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral

Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas… Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron buena parte de los gastos de la Eco 92. La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno. En el gran baile de máscaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos. Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios producen. De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo, seis fabrican pesticidas (Sandoz, Ciba-Geigy, Dekalb, Pfiezer, Upjohn, Shell, ICI).

La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana. La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos.


Chico Mendes, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988, en la Amazonía brasileña, por creer lo que creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social.
Chico creía que la floresta amazónica no será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil. Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las ciudades desde las plantaciones del interior. Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata a toda América Latina.
Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de exiliados del campo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no se puede entender ni cambiar dentro de los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

4. La naturaleza está fuera de nosotros

En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: “Honrarás a la naturaleza de la que formas parte”. Pero no se le ocurrió. Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado. Y merecía castigo. Según las crónicas de la Conquista, los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el tronco entero, para no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de descanso, para no cansar a la tierra. La civilización que venía a imponer los devastadores monocultivos de exportación no podía entender a las culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación demoníaca o la ignorancia.

Para la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza era una bestia feroz que había que domar y castigar para que funcionara como una máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre. La naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud.

Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos, y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada.
Ya no se habla de someter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos dicen que hay que protegerla.

Pero en uno u otro caso, naturaleza sometida y naturaleza protegida, ella está fuera de nosotros.
La civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo.


* Eduardo Galeano, escritor y periodista. Alma crítica de América Latina y figura señera del movimiento antiimperialista internacional. Entre sus escritos más conocidos internacionalmente: la trilogía Memoria del fuego (1986), El fútbol a sol y sombra (1995), Las venas abiertas de América latina (1971), Patas arriba. La historia del mundo al revés (1999).

Mineria en el Salvador

De: Donald Lee
Suchitoto, Cuscatlán
El Salvador, C.A.
El lunes, 28 de diciembre de 2009

Traducción en español: EQUIPO COMUNICÁNDONOS.

Queridos Amigos,

La empresa minera canadiense, “Costa del Pacífico”, tiene un sitio web en español que describe sus operaciones en El Salvador. Este es un sitio bien diseñado que deja la impresión que la empresa hace todos los esfuerzos razonables y posibles para asegurar la protección del ambiente y de los beneficios que recibirán las poblaciones de sus alrededores con el desarrollo de sus proyectos de minería. La página de aquel sitio que permite a los lectores comunicarse directamente con la empresa ha sido inutilizada, y por eso, escribo a una audiencia más grande para hacer conocer mis impresiones.

La empresa minera “Costa del Pacífico” quiere desarrollar un depósito de oro y plata cerca de El Dorado en la provincia de Cabañas, al lado derecho de donde vivo en Suchitoto. La oferta ha provocado un amplio debate en el cual “Costa del Pacífico” ha gastado recursos al parecer sustanciales tratando de convencer a la gente sobre la grandes virtudes " de la minería verde " - pero sin ningún éxito.

La empresa “Costa del Pacífico” se retiró del debate hace varios meses, pero ha lanzado un pleito según los términos de un acuerdo de libre comercio recientemente firmado que ellos esperan obligar al gobierno salvadoreño a que permitan que su operación siga adelante, o pagar una compensación sumamente elevada. Supongo que los líderes oficiales de esta empresa minera estarán disfrutando de una temporada de vacaciones muy tranquilos con sus familias. No así para las familias que se han opuesto al proyecto minero en El Salvador.


Dora Alicia Recinos Sorto, de 32 años, madre de seis niños y embarazada de 8 meses, fue asesinada a tiros el Día de San Esteban cuando ella volvía del río donde había estado lavando la ropa. Ella llevaba a su niño más pequeño en sus brazos. Él fue herido y llevado al hospital.
Dora Alicia era la esposa de Santos Rodriguez, un activista local, un luchador contra la minería, que fue atacado en mayo de 2009, por Oscar Menjivar Velasco, un hombre estrechamente asociado con el proyecto de Costa del Pacífico. Menjivar está involucrado en otro ataque en agosto, sobre Don Ramiro Rivera, que posteriormente fue asesinado el 21 de diciembre. A las muertes de Dora Alicia Recinos y Ramiro Rivera siguen la desaparición y la muerte de Marcelo Rivera Moreno en junio, y una serie de amenazas y ataques sobre medios de comunicación de la comunidad, líderes de iglesia y otros activistas; todas estas víctimas son miembros del movimiento ecologista local se opusieron al proyecto de “Costa del Pacífico”.

En su sitio web salvadoreño, “Costa del Pacífico” ofrece la siguiente versión de sus intenciones y métodos:

Una de los tantos estrategias por medio de los cuales la empresa pretende acercarse a la comunidad, es maximizando la disponibilidad de empleos. A través de múltiples reuniones organizadas con los miembros de la comunidad local para obtener su entrada antes de que los ingenieros diseñaran el marco ambiental de la población El-Dorado. Como parte de este proceso, la empresa ha dedicado horas indecibles a la preparación y presentación de las bondades y beneficios de la minería a los miembros de las comunidades locales, de modo que las comunidades supuestamente están totalmente informados sobre las actividades de la empresa y al mismo tiempo, la empresa esta totalmente informada sobre las preocupaciones, los intereses, de sus vecinos.

Pero a pesar de toda su brega y el discurso agradable que suena sobre su sitio web, Costa del Pacífico no fue capaz de convencer a la gente, o las iglesias, o a los partidos políticos a favor de su negocio. Varios meses antes del fenecimiento del gobierno conservador del partido ARENA , anunció que ni el proyecto de Costa del Pacífico ni cualquier otra oferta de minería, se permitiría, seguir adelante. Las preocupaciones sobre un suministro que disminuye el agua dulce de lejos pesan más que la perspectiva de ventajas económicas en el término más corto, aún para la mayor parte de elementos conservadores en el país.

Y ahora, estamos en el derecho de sorprendernos como funciona, después de meses de sinceridad corporativa y el esfuerzo al parecer genuino para integrar la Costa del Pacífico en la comunidad El Dorado, y la provincia de Cabañas, los socios locales y partidarios del proyecto de Costa del Pacífico están implicados en lo que parece ser una campaña sistemática para destruir el el liderazgo de la misma comunidad. Costa del Pacífico puede elegir permanecer en silencio como es su derecho, pero el silencio sólo alimentará la sospecha hacia la complicidad. Si la empresa está realmente comprometida con los mejores intereses para El Salvador, podría hacer una declaración inequívoca que se disocia de las fuerzas responsables de las matanzas y amenazas. La Costa del Pacífico también podría cooperar con autoridades para poner al descubierto en toda su extensión las redes locales asociadas al apoyo de esta iniciativa, y revelar la naturaleza específica de sus relaciones con aquellos implicados en los acontecimientos descritos aquí.
Mis disculpas por molestar su Temporada de Vacaciones con estas noticias desafortunadas,
Donald Lee

CONTINUACIÓN:
Para todos aquellos quienes les gustarían hacer conocer sus preocupaciones respecto al proyecto Costa del Pacífico, la empresa tiene su oficina corporativa central en Vancouver. Aquí están los detalles.
Llamada gratis: 1-888-775-7097
Tel: (604) 689-1976
Fax: (604) el 689-1978

Correo electrónico: general@pacrim-mining.com
*1050 - 625 Calle Howe, Vancouver, aC, Canadá V6C 2T6
O usted puede visitar la página de contacto sobre el sitio web canadiense de la empresa:
Pacific Rim Contact

El enlace que le permite enviar un mensaje directamente a la empresa al parecer todavía funciona. Apreciaría escuchar cualquier reacción que ustedes puedan recibir.
Hay información buena en inglés, sobre esta situación en el sitio web del Observatorio de Minería del Canadá
Mining Watch Canada.
Si usted quiere expresar su apoyo a la gente de la provincia Cabañas, podría escribir a la MESA NACIONAL FRENTE A LA MINERÍA METÁLICA por el sitio web de ADES – Asociación para el Desarrollo Económico y Social - en http://adessantamarta.codigosur.net.