martes, 20 de diciembre de 2011

Es hora de parar la guerra contra la Tierra

Por Vandana Shiva

Un puñado de empresas y de países potencias, buscan controlar los recursos de la Tierra y transformar el planeta en un supermercado en el que todo está en venta. Quieren vender nuestra agua, genes, células, órganos, conocimientos, culturas y nuestro futuro.

La guerras duraderas en Afganistán, Iraq y las que les han seguido no son sólo sangre por petróleo. A medida que ellas se desarrollan, vemos que son sangre por alimentos, sangre por genes, biodiversidad y sangre por agua.

La mentalidad guerrera subyacente a la agricultura bélico-industrial es obvia en los nombres de los herbicidas de Monsanto: Round-Up, Machete, Lazo. American Home Products, que se ha fusionado con Monsanto, da a sus herbicidas nombre igualmente agresivos, incluyendo “Pentágono” y “Escuadrón”. Es la lengua de la guerra. La sustentabilidad se basa en la paz con la Tierra.

La guerra contra la Tierra comienza en la mente. Los pensamientos violentos dan forma a acciones violentas. Categorías violentas construyen herramientas violentas. Y en ninguna parte esto es tan vivaz como en las metáforas y métodos en los que se basa la producción industrial, agrícola y alimentaria. Las fábricas que produjeron venenos y explosivos para matar a la gente durante las guerras han sido transformadas en fábricas productoras de agroquímicos al terminar las guerras.

El año 1984 me hizo ver que algo no estaba bien en la manera que los alimentos se producían. Con la violencia en el Punjab y el desastre en Bhopal, la agricultura parecía guerra. Fue entonces que escribí La Violencia de la Revolución Verde, y por eso mismo lancé Navdanya como un movimiento por una agricultura libre de venenos y productos tóxicos.

Los plaguicidas, que en un principio se utilizaron como químicos bélicos, no pudieron controlar las plagas. La ingeniería genética iba a ofrecer una alternativa a los productos químicos tóxicos. Al contrario, ha llevado a un mayor uso de plaguicidas y herbicidas, desatando una guerra contra los campesinos.

Los altos costos de los insumos y productos químicos hacen que los agricultores caigan en la trampa de la deuda, y la trampa de la deuda lleva a los agricultores al suicidio. De acuerdo a datos oficiales, en la India más de 200.000 campesinos se han suicidado desde 1997.

Hacer la paz con la Tierra siempre ha sido un imperativo ético y ecológico, que se ha convertido ahora en un imperativo para supervivencia de nuestra especie.

La violencia contra el suelo, la biodiversidad, el agua, la atmósfera, el campo y los campesinos, produce un sistema alimentario marcial que no puede dar de comer a la gente. 1.000 millones de personas sufren hambre, 2.000 millones sufren de enfermedades relacionadas con la alimentación: obesidad, diabetes, hipertensión y cáncer.

Hay tres niveles de violencia implicadas en el desarrollo no sustentable. El primero es la violencia contra la Tierra, que se expresa en la crisis ecológica. El segundo es la violencia contra gente, que se expresa en la pobreza, la indigencia y el desplazamiento. El tercero es la violencia de la guerra y el conflicto, cuando los poderosos echan mano a los recursos que están en otras comunidades y países para satisfacer su apetito que no tiene límites.Cuando cada aspecto de la vida es comercializado, vivir se hace más caro, y la gente se empobrece, incluso si ganan más de un dólar al día. Por otra parte, la gente puede ser rica en términos materiales, incluso sin economía monetaria, si tienen acceso a la tierra, si los suelos son fértiles, si los ríos están limpios, su cultura es rica y mantiene la tradición de construir casas y prendas bonitas, buena comida, y hay cohesión social, solidaridad y espíritu comunitario.

El aumento del control del mercado, y el dinero convertido por el ser humano como capital, ha llevado a la sociedad a organizarse bajo ese principio. Y la única forma de cuantificar nuestro bienestar ha llevado al debilitamiento de los procesos que mantienen y sostienen la vida en la naturaleza y la sociedad.

Entre más ricos nos hacemos, somos ecológica y culturalmente más pobres. El aumento en el bienestar económico, medido en dinero, lleva al aumento de la pobreza en los aspectos material, cultural, ecológico y espiritual.

La verdadera moneda de la vida es la vida misma, este punto de vista lleva a varias preguntas: ¿Cómo nos miramos a nosotros mismos en este mundo? ¿Para qué están los seres humanos? Y ¿Somos simplemente una máquina de hacer dinero devoradora de recursos? O ¿Tenemos un propósito más elevado, un fin superior?

Creo que la “Democracia Terráquea” nos permite imaginar y crear democracias vivientes basadas en el valor intrínseco de todas las especias, de todos los pueblos, de todas las culturas - un reparto justo y equitativo de los recursos vitales de esta Tierra, un reparto de las decisiones sobre el uso de los recursos de la Tierra.

La “Democracia Terráquea” protege los procesos ecológicos que mantienen la vida y los derechos humanos fundamentales que son la base del derecho a la vida, incluyendo el derecho al agua, la alimentación, la salud, la educación, el trabajo y el sustento.
Tenemos que escoger. ¿Obedeceremos las leyes de mercado de la codicia corporativa o las leyes de la Madre Tierra para mantener los ecosistemas terrestres y la diversidad de los seres vivos?
Las necesidades en alimentación y agua de la gente sólo pueden satisfacerse si se protege la capacidad de la naturaleza para producir alimentos y agua. Suelos y ríos muertos no dan alimento ni agua.

Por ello, defender los derechos de la Madre Tierra es el más importante de los derechos humanos y de las luchas por la justicia social. Es el más amplio movimiento pacifista de nuestra época.

La Dra. Vandana Shiva es una física y ambientalista india, que recibió el Premio Sydney de la Paz en noviembre 2010. Ésta es la versión editada de su discurso en la Ópera de Sydney.

Texto original en inglés:
http://thebovine.wordpress.com/2011/11/06/time-to-end-war-against-the-earth/



ECUADOR: INFORME DEL ESTADO DE SALUD DE LOS COMPAÑEROS CRIMINALIZADOS EN LA PARROQUIA COCHAPATA, CANTÓN NABÓN, TRAS UN AÑO DE VIVIR EN CLANDESTINIDAD...


En el mes de Julio de 2011, el Movimiento para la Salud de los Pueblos Latinoamérica y el Proyecto de Reparación Socioambiental Clínica Ambiental realizaron la evaluación del estado de Salud de los 7 compañeros de la comunidad de Cochapata acusados de sabotaje supuestamente por cometer actos vandálicos en la Compañía Explorsur S.A. del Grupo económico Eljuri. Estos compañeros fueron criminalizados y recibieron sentencia en el año 2010 pese a la amnistía otorgada por parte de la Asamblea Nacional Constituyente en el año 2008. Desde entonces se han mantenido en la clandestinidad en medio de situaciones profundamente adversas (climáticas, económicas, sociales, físicas, etc).

Las instituciones mencionadas dejaron constancia escrita de la gravedad del estado de salud física y mental así como de las condiciones infrahumanas en las que se encontraban viviendo y responsabilizaron al Estado por la salud y la vida de los compañeros/as criminalizados sugiriendo que se tomen acciones inmediatas para la restitución de los derechos a la salud y a la vida. Así también, se comprometieron a mantener procesos de monitoreo secuenciados.

En este Contexto, el día 30 de Noviembre de 2011 (4 meses después de la primera evaluación), el Movimiento para la Salud de los Pueblos Latinoamérica y la Clínica Ambiental realizaron un alcance al informe del estado de salud de los criminalizados. ESTE INSUMO FUE PRESENTADO A LA COMISIÓN DE JUSTICIA DE LA ASAMBLEA NACIONAL Y EL DÍA DE HOY,14 DE DICIEMBRE, EL INFORME DE LA COMISIÓN DE JUSTICIA FUE APROBADO.

Los resultados del informe se resumen a continuación:

Sin lugar a dudas, el proceso de criminalización de los 7 compañeros, líderes comunitarios de la Parroquia Cochapata - Cantón Nabón, ha pretendido constituirse como una “lección” para los campesinos y campesinas defensores de la naturaleza, que busca anular cualquier acción de organización y resistencia.

La implantación de políticas verticales, represivas que operan bajo la pedagogía del terror y siembran impunidad han pretendido romper el tejido social y comunitario a favor de grupos de grandes poderes económicos.

Ante esto, el aparato de justicia ha perdido total credibilidad sembrando en la población un estado de miedo generalizado que inmoviliza y coarta cualquier acción de resistencia, protesta o defensa. Los comuneros de Cochapata se mantienen en alerta y guardia permanente para la protección de sus compañeros y viven un estado de miedo colectivo, de incertidumbre permanente y de decepción profunda hacia el Estado como garante de derechos.

En medio de esto, resulta gratificante encontrar procesos de resiliencia gracias a los cuales la parroquia de Cochapata ha logrado mantener la unidad y la solidaridad con los criminalizados y sus familias.

Pese a esto, luego de un año de vivir en la clandestinidad, las familias evidencian afecciones profundas ocasionadas por el proceso de desestructuración en el que se encuentran. Las condiciones económicas están seriamente afectadas en medida que los 7 compañeros eran quienes proveían del sustento material, en muchos casos, los hijos/as adolescentes han debido dejar de estudiar y han empezado a trabajar.


Existen carencias materiales serias que se intensifican con el transcurso de los días, los bienes empiezan a venderse, la comida escasea y son cada vez más complejas las medidas que las familias deben tomar para resolver las limitantes económicas.

“Tengo miedo de que nos vayan a coger, de que luego no nos vayan a dar trabajo, me preocupa que no les puedo dar el estudio a mis hijos, mi hijo tuvo que salir del colegio para trabajar, yo hubiera querido que estudie y ahora está trabajando… (llanto)…”

“Yo era agricultor y ahora todo está potrero, solo toca comprar comida. Mi familia me manda comidita pero yo era el que sostenía el hogar y lo económico nos preocupa”.

“Mi esposa hace todo lo que puede, mis hijos más grandes también ayudan, pero ya tenemos muchas deudas, ya no se puede pagar el estudio, a veces comemos y a veces no”.

La provisión de alimentos y medicinas para los 7 criminalizados también se ha complicado, no tienen acceso continuo a comida, agua y medicinas. El estado emocional de los familiares está seriamente afectado, se sienten sobre-exigidos y sin posibilidades reales de continuar sosteniendo este proceso.

“No sabemos cuánto más podemos soportar, ya no nos queda nada y nos sentimos impotentes sin poder trabajar para ayudar a la familia… tenemos miedo que luego tampoco nos quieran dar trabajo”.

En relación al ESTADO DE SALUD MENTAL, todos los pacientes presentan sufrimiento mental severo, ansiedad y depresión probables, las puntuaciones se han incrementado de 3 a 8 puntos entre la primera y la segunda evaluación.

Estos resultados visibilizan que a medida que transcurre el tiempo, el estado emocional de los criminalizados se agudiza. En relación al deterioro cognoscitivo, tenemos 4 pacientes con estado cognoscitivo deteriorado y 1 con sospecha patológica. Solamente 2 pacientes mantienen estado cognoscitivo normal, sin embargo en uno de ellos existe una baja de 1 punto. Esto nos lleva a concluir que la intensidad del sufrimiento mental está afectando profundamente a los compañeros a nivel de deteriorar incluso el estado cognitivo.


Por otro lado debemos enfatizar en que los problemas de insomnio, abulia y anorexia se han incrementado, ninguno de los compañeros puede conciliar el sueño y mantienen jornadas prolongadas sin dormir.

“Me despierto asustado las madrugadas, amanezco en vela”.

“No hay sueño, amanezco sentado”

“Hay noches en las que no se duerme nada pensando en qué pasará”.

La ideación suicida se ha incrementado notablemente, todos los compañeros reportan que en algún momento han pensado en terminar con su vida, y tres de ellos mantienen ideación suicida permanente.

“Después de lo que le pasó a Celso, cuando se enfermó, las ideas de quitarse la vida venían constantemente, teníamos miedo de que nos llegue una enfermedad repentina y antes de eso mejor eliminarse para no tener tanto sufrimiento”.

“Así uno tiene muchas ideas de quitarse la vida, van y vienen cada rato”. “Los sufrimientos son grandes, uno hace sufrir a todos, a la familia no hay como ni ayudar, por eso a veces uno piensa mejor en eliminarse”.

El estado de los criminalizados se sortea en una especie de psicosis implantada por la persecución que ha sembrado pánico. A esto se suman las preocupaciones por la familia, por la imposibilidad de mantener contacto y las carencias económicas.

“El miedo es cada vez más fuerte, así siento que me estoy volviendo loco, ya hasta huyo de la gente, ya no puedo hablar con nadie”.

“Mis preocupaciones son muchas, no me dejan vivir, tengo la preocupación económica, hay que pagar las deudas, la educación de los hijos. Mis hijos me hacen llegar comidita pero ya no tienen posibilidades de seguirme ayudando”.

“No puedo ver a mi familia y ese es el sufrimiento más grande, mi mamá pasa solo enferma y no puedo ayudarle”. “Me preocupa la salud de mi hija que está con hepatitis, luego de eso le detectaron un tumor de 3mm en la cabeza y uno acá sin poder hacer nada, ni acompañarle”.

En relación a la salud física, en general el estado de salud de los siete pacientes se encuentra deteriorado, la mayoría de pacientes merece un tratamiento ambulatorio siendo los procesos respiratorios la patología más frecuente de consulta, así mismo patologías reumáticas exacerbadas por las condiciones a las cuales se encuentran expuestos.

Dos de los pacientes ameritan ser retirados urgentemente del lugar; uno de ellos para someterse a un tratamiento quirúrgico emergente y el otro para ser hospitalizado bajo observación en un ambiente clínico adecuado dada su preocupante cifra de tensión arterial encontrada.

Suscriben.

Fernanda Solíz
María Hamlin
Clínica Ambiental del Sur
Movimiento para la Salud de los Pueblos Latinoamérica


EL AIRE NO ESTÁ EN VENTA, NO NOS DEJAMOS ENREDAR

Más de mil formas distintas les hemos dicho que la tierra es nuestra madre, que no queremos ni podemos venderla. Pero el blanco parece no haber entendido, insiste en que cedamos, vendamos o maltratemos nuestra tierra, como si el indio también fuera persona de muchas palabras...De la Carta Uwa al Mundo. 1999.

Por estos días se habla mucho del tema de los bonos de carbono, el CO2, venta de oxígeno, cuidado o cultivo de bosques. Empresas, personas particulares, ONGs e instituciones del estado llegan a los territorios colombianos proponiendo a las comunidades ganar dinero por la venta del aire que producen los bosques. Esto pasa en todo el mundo porque es un mecanismo internacional que se presenta como una forma de reducir los efectos de la crisis climática.

La propuesta es simple y atractiva: “deje crecer el bosque o siembre un bosque y recibirá plata sin mayor esfuerzo”. Claro, a una comunidad llevada del carajo por la pobreza, los desastres naturales como invierno, inundaciones, pérdida de cultivos, además de las muchas necesidades que golpean a cualquier poblador del campo, la selva o las montañas de Colombia esta propuesta cae como una bendición.

Pero vamos a mirar despacito para entender qué es lo que nos están diciendo.

¿Por qué pagarle a alguien por el trabajo que hace el bosque (chupar dióxido de carbono, CO2 y producir oxígeno)?

El asunto es sencillo: los árboles se chupan o respiran el CO2 que es un gas llamado dióxido de carbono. El CO2 es un gas presente en la Madre Tierra, un hermanito, pero que al ser producido en exceso por las máquinas, vehículos y sobre todo por la gran industria, arrojan, entre todos, millones de toneladas de CO2 a la atmósfera causando contaminación, calentamiento global y crisis climática. O sea que por todo esto la Madre Tierra se calienta, se enloquece el clima, se derriten las nieves de los nevados, los hielos de los glaciares y de los polos, se desbordan los ríos, se inundan los cultivos, se derrumban las montañas, se extinguen los animales y la vida de todos los seres se nos vuelve un tormento.

Viendo este tremendo desastre causado por el modelo de desarrollo, especialmente por los países más industrializados, se escribió un acuerdo entre 187 países en el año 1997 conocido como Protocolo de Kioto. Estados Unidos, el país más contaminador de todos no ha firmado este acuerdo. Los países contaminadores se comprometieron a reducir el envío al aire (atmósfera) de varios gases contaminantes, entre ellos el CO2. Pero esto afectaría en gran medida las ganancias de la gran industria. Por eso se inventaron otra forma: pagar para seguir contaminando.

¿Dónde está el truco?

El truco consiste en que ellos siguen contaminando y para justificar el daño ofrecen una cantidad de dinero a los países o a las comunidades que tienen muchos bosques. Nos dicen que nos van a pagar por tener bosques, pero en realidad lo que hacen es pagar por el derecho a seguir contaminando y aumentar sus ganancias.

¿Quién se queda con la ganancia?

La plata que ofrecen por el negocio viene siendo una chichigua, una mínima cantidad, porque la mayor parte se queda en los intermediarios y los dueños del negocio. Las comunidades terminan en la última parte de la cadena o en la puerta del edificio para que les tiren un hueso, mientras que las grandes empresas o las bolsas de valores del mundo se quedan con la mayor ganancia en el piso más alto del edificio.

La gente que recibe el hueso termina, en su propia tierra, como esclava de los que le tiran el hueso del piso más alto y, al mismo tiempo, como cómplice de la contaminación y de su propia destrucción, pues en lugar de rechazar el maltrato de la Pacha Mama recibe unos billetes por su silencio.

¿Cómo se está llevando a cabo?

La forma como se lleva a cabo el negocio del oxígeno es complicada de entender y muy variada. Lo primero que se estableció fue la norma a nivel internacional conocida como Protocolo de Kioto y que ahora en Colombia se incluye en el Plan Nacional de Desarrollo 2011-2014 como Programa REDD (Reducción de las Emisiones provocadas por la Deforestación y la Degradación de los bosques). Una vez tenida la norma el gobierno, las Naciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo, ONGs, bancos, empresas o particulares, o combinación de varios de estos, se acercan a las comunidades (afros, campesinos e indígenas) a ofrecer el “negocio del CO2” disfrazado de proyectos ecológicos, en los que la comunidad cuida las tierras que habita para que produzcan oxígeno.

Otra forma es la compra de tierras (para plantaciones) o de bosques para producción de oxigeno. Para el mismo fin también se buscan tierras y bosques en arriendo.

Otra es a través del despojo de tierras llevado a cabo por grupos armados que se apoderan de esos territorios para participar del negocio conocido como guerra del CO2.

Conclusión

De esta manera lo que se logra no es proteger la Madre Tierra sino continuar su destrucción para seguir ganando dinero. Los que más plata tengan pueden comprar su derecho a contaminar. Los dueños de los bosques con el tiempo terminan afectados por inundaciones, sequías, pérdidas de cultivos, enfermedades…

Por eso vale la pena preguntarle a los contaminadores, a los gobiernos y a los mercaderes del aire “¿Cómo pueden comprar o vender el cielo, el calor de la Tierra o el aire?” Esa es una idea extraña para los pueblos arraigados a la tierra.

Organizaciones como las asociaciones de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, y del Chocó, Orewa, han dicho que no aceptan el chimbo negocio de los bonos de carbono.

El Pueblo Wounaan escribió hace poco a los contaminadores: “dejen de envenenar el aire y la Madre Tierra que nosotros no tenemos ningún interés de cobrar por el trabajo que hacen nuestro hermano el bosque”.

Datos importantes

El Protocolo de Kioto se firmó el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero no entró en vigor hasta el 16 de febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 estados los que ratificaron el protocolo.

Entre 2008 y 2012 los países firmantes del Protocolo deberían dejar de enviar el 5.2% menos de las emisiones que lanzaban a la atmósfera en 1990 (como año de referencia). Por ejemplo, si las emisiones de estos gases en el año 1990 alcanzaban el 100%, para el año 2012 deberán de haberse reducido como mínimo al 95%.

Estados Unidos, el país más contaminador, no ha firmado el Protocolo de Kioto.

Un bono de carbono es un permiso que se compra por emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera.

Un bono de carbono vale 12 euros (unos 30 mil pesos) en promedio. Hasta 2009 España había comprado en

América Latina 60 millones de bonos por un valor de 1260 millones de euros (3 billones de pesos aprox.).

En Colombia hay muchas empresas, particulares e instituciones que van por los pueblos ofreciendo las ventajas del negocio. Entre estas: USAID, Banco Mundial, Fundación Gordon and Betty Moore, Banco Interamericano de Desarrollo, Global Emviromental Facility, PNUMA, ALIDE (asociación latinoamericana de instituciones financieras para el desarrollo), South Pole, Cantor CO2e, Terra Commodities y Dulces Colombina.



LA RESISTENCIA CONTINENTAL POR EL AGUA

Wirakocha (agua en estado puro) nos convocó a los hijos de la Abya Yala (tierra en florecimiento) al Encuentro por el Agua y la Pachamama (madre tierra) para convidarnos las visiones y acciones de resistencia continental. Los hermanos canadienses, de donde provienen la mayoría de transnacionales mineras que pregonan la gran minería “responsable” denunciaron la irresponsable acción de accionistas al dejar diez mil minas abandonadas, imposibles de remediar por su magnitud ¡y la tecnología de punta?, cuento miserable; igual que en Norteamérica; México no se libra del saqueo interminable, gobiernos lacayos vendieron hasta el alma al diablo y la destrucción ambiental no tiene nombre; en Mesoamérica solo para citar Guatemala la situación va de mal en peor, persecución, desaparición y muerte corren los defensores de la naturaleza, constante en toda la región; Colombia, Perú paraísos del ecocidio y genocidio; Chile pese hacer minería en el desierto, arrincona a los indígenas y contamina el agua, elevando desproporcionadamente su precio, un litro por segundo llega a costar 300.000 dólares y lo que es peor gobiernos promineros de Argentina y Chile entregaron un vasto territorio a Barrik gold, amurallado sus concesiones como un Estado dentro de otro Estado. Así contaron los hermanos de la Abya Yala con tanta ira e indignación, como la industria más contaminante, invade el último rincón del planeta, y en esta perversión están también las mineras nacionales de Brasil, Chile, Bolivia, Venezuela, etc. que actúan camufladas por sus gobiernos y el saqueo espantoso depreda la tierra sagrada, abnegadamente cuidada por los abuelos y el agua de sus hijos ahora envenenada.

La tragedia es incontrolada e incontrolable, la dictadura extractiva impone la lógica monetaria, en complicidad con gobiernos vendepatrias; sin embargo no todo está en ruinas, dignas lecciones convidados por líderes de pueblos indígenas y no indígenas de varias regiones del continente ratificaron la resistencia como el mejor camino de liberación, visibilizadas en las consultas que construyen legitimidad, la información libre, la denuncia motivada, la movilización permanente y sin pausa, en fin cerrar calles para abrir vías contra la indiferencia, han sido motores de la resistencia.

Encontrarnos los hijos de la Abya Yala en un rinconcito -Cuenca de Guapondélig- (llanura como el cielo) fue una experiencia sin igual, sentimos volver al pasado y juntarnos con los abuelos a conversar alrededor del fogón y cada chispa prendida era un kushi (alegría) que atizaba la llama de la lucha social, cada experiencia convidada fue una gotita que refrescaba el largo camino de la resistencia, así en cortos 4 días de intensa labor, recibimos la recompensa, al subir al santuario de Kimsakocha (3 lagunas) donde la lluvia y el frío intenso parecía partir el rostro, mas apenas iniciado la caminata, mágicamente apareció Taita Inti (padre Sol) para abrigarnos y como la inocencia jugaba con el agua condensado en nube escondiéndose de vez en cuando, mostrando la majestuosidad de las Pakchas (cascadas), kochas (lagunas), pukyos (manantial), taskis (fuentes) y yakus (aguas) danzaban sorprendiendo a los runas (ser humano) visitantes, donde reverentemente reciprocamos ante Pachakamak (cuidador del universo) y Wirakocha a no claudicar la resistencia iniciada.


Carlos Perez Guartambel

cperezg9@hotmail.com



PROHIBIDO OLVIDAR

por Rubén Blades (1991)



Prohibieron ir a la escuela e ir a la universidad.

Prohibieron las garantías y el fin constitucional.

Prohibieron todas las ciencias, excepto la militar.

Prohibiendo el derecho a queja, prohibieron el preguntar.

Hoy te sugiero, mi hermano, pa' que no vuelva a pasar,

¡Prohibido olvidar!

¡Prohibido olvidar!

Prohibido esperar respuestas. Prohibida la voluntad.

Prohibidas las discusiones. Prohibida la realidad.

Prohibida la libre prensa y prohibido el opinar.

Prohibieron la inteligencia con un decreto especial.

Si tú no usas la cabeza, otro por tí la va a usar.

¡Prohibido olvidar!

¡Prohibido olvidar!

Prohibido el derecho a huelga y el aumento salarial.

Prohibieron ir a la calle y al estado criticar.

Prohibieron reírse del chiste de su triste gobernar.

Prohibieron el desarrollo del futuro nacional.

Yo creo que la única forma de darle a esto un final es:

¡Prohibido olvidar!

¡Prohibido olvidar!

Prohibieron los comentarios sin "visto bueno" oficial,

Prohibieron el rebelarse contra la mediocridad.

Prohibieron las elecciones y la esperanza popular.

Y prohibieron la conciencia, al prohibirnos el pensar.

Si tú crees en tu bandera y crees en la libertad:

¡Prohibido olvidar!

¡Prohibido olvidar!

Pobre del país donde lo malo controla,

donde el civil se enamora de la corrupción.

Pobre del país alienado por la droga,

porque una mente que afloja, pierde la razón.

Pobre del país que, con la violencia crea

que puede matar la idea de su liberación.

Pobre del país que ve la justicia hecha añicos

por la voluntad del rico o por orden militar.

Cada nación depende del corazón de su gente.

Y a un país que no se vende, nadie lo podrá comprar!

¡No te olvides!

¡No te olvides!

Fuente: musica.com